Cuantas veces habéis pensado en un amor de verano….. ¡Venga, tomaros 30 segundos!… Cuantas veces habéis comenzado ese tiempo estival, mirando a ese chic@ que no sabes porqué aparece de repente, doblando una esquina, tomando un café o, simplemente, andando por la playa……
Aquí es donde comenzamos esta pequeña historia, en la playa. Esta vez, no vamos hablar de princesas ni caballeros, ni siquiera de hadas o duendes traviesos. Esta vez, vamos a hablar de corazones enamorados, de amores de verano……
Ese verano nuestra increíble chica estaba, una tarde más, con sus amigas disfrutando de su tarde de estival . Esa tarde podría ser cualquier tarde después de los exámenes, una tarde donde las preocupaciones pasan muy de lejos, casi, casi ni las oyes, casi, casi…… ¡Uff! ¿dónde irá ese chico tan apuesto?… dijo una de sus amigas tumbada en una la playa del norte. ¡Uff! y además parece que nos mira… ¡Uff! creo que no es a mí, decía un poco contrariada nuestra protagonista. Entonces, ella se sentó en su toalla ya descolorida por el sol y, en ese momento, lo notó. Por primera vez había sentido el suspiro de amor del que tanto había oído hablar, aquél que de repente hace que todo tu cuerpo se estremezca, aquél que hace que sólo una mirada se convierta en el comienzo de algo especial, de algo increíble , aquél suspiro que hace que ese amor de verano se convierta en lo más emocionante de tu vida….. Nuestra protagonista nunca había creído en cupido ni en el amor a primera vista, pero ese suspiro si que sonaba como una flecha directa al corazón, como una flecha en forma de mirada…
… Hola, ¿qué tal?…, torpemente decía él. …No te he visto nunca por aquí, porque estoy seguro de que me acordará de ti…., le dijo él sentándose en su toalla. Pero como buena turista del centro de su país, ella le contestó…. Creo que te equivocas de persona…, decía nuestra protagonista en un intento de esconder las mariposas que revoloteaban por su estomago. Sucedieron así tardes increíbles, de rayos de sol acariciando sus caras, de primeros besos y primeras caricias, de primeros paseos y de románticos atardeceres. Pero todo eso se fue desvaneciendo cuando el verano fue llegando a su fin, todo ello parecía que se perdería entre los paraguas de la gran ciudad y los charcos del invierno, todo lo que durante el verano fue tan hermoso parecía llegar a su fin cuando las hojas inundaron los paseos.
Volvieron nuestros protagonistas a sus rutinas diarias, sus estudios interminables y de repente se dieron cuenta de que nada ni nadie de los que les rodeaban podían llenar ese vacío que había provocado ese “Amor de verano”
En aquel invierno duro, por la ausencia, ella sabía que algo tenía que pasar, esta vez fue ella quien dijo: … yo no estoy segura de que lo que siento sólo sea un amor de verano, dentro de mí esta creciendo algo tan fuerte que no dejo de pensar en ti. No puedo hacer nada sin recordar las puestas de sol y tu sonrisa infinita… ¡Te quiero y siempre luchare por ti!… se decía, una y otra vez, mientras caminaba ilusionada hacia el tren que una vez más recorrería aquellas horas interminables hacia el norte. No había quedado, no había telefoneado, ni siquiera lo había anunciado, pero sabia que él estaría allí y ahora que él estaría en su playa, ahora desierta, que él también sabría que lo que sentían era más fuerte que las estaciones. Él también había visto en su mirada que era la mujer de su vida con la que quería compartir cada momento, cada emoción, cada día.
Ella sólo tuvo que caminar bajo la lluvia del invierno por aquella desierta playa para encontrarse con él, sentado, completamente empapado y con la última carta que había recibido de su amada entre las manos.
…. Ya estoy aquí mi amor…. Dijo mientras se fundieron en un interminable beso de amor, desde ese momento, ellos y esa playa, teñida de gris por el frio invierno, supieron que siempre estarían juntos, que el amor que llevaban dentro era más fuerte que cualquier cosa que pasara, que el amor que de aquella primera mirada había entrado hasta el fondo de su seres y que tenían la gran suerte de poder comenzar su aventura dando vida a su historia de amor, dando vida a su cuento preferido, haciendo realidad lo que sentían en lo más profundo de su ser….
Para Rubén & Rocío creo que la llegada de su pequeño Yago ha sido lo más emocionante que pueden tener una pareja, sé que nada es fácil, pero cuando veo a una pareja con tanto amor como ellos, protegiendo a su pequeño, me hace pensar en las cosas verdaderamente importantes que tenemos en la vida. Chicos, creo que vosotros lo habéis conseguido y se que aunque los comienzos fueran duros, vuestro pequeño cupido a llegado a hacer realidad vuestra increíble historia de amor.
Espero que este pequeño resumen de las fotos de vuestra boda sepan reflejar lo auténticamente divertida que fue vuestra boda y lo precioso y delicado de cada caricia, mirada y sonrisa que tenéis hacia vuestro pequeño Yago.
Un abrazo muy fuerte y recordar que lo más importante para nosotros es haceros “Vivir las fotos de vuestra boda….”
Un abrazo muy fuerte
Manuel&Eva
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay! nos encantan! Una vez mas nos habéis dejado sin palabras. Gracias a vosotros por haber aceptado ser nuestros fotógrafos. Gracias de corazón a todos por habernos acompañado ese día y por hacerlo tan especial y deseamos que esteis siempre con nosotros y que dentro unos años nos juntemos de nuevo y “revivamos la fotos de nuestra boda.”